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Herodes el Grande


Herodes el Grande – ¿Quién Fue Realmente?
¿Quién fue este tirano autónomo llamado Herodes el Grande? En realidad, los eruditos han dedicado libros enteros a su reinado brutal, auto-engañado y asesino, en su posición de -- en palabras del senado romano -- "Rey de los Judíos." Obviamente, Herodes el Grande dejó una inmensa huella en la historia en general, y específicamente en la historia bíblica. Es una de las pocas personalidades que se cruzan verificablemente con personas, lugares, y acontecimientos registrados en la Biblia, y con importantes lugares conocidos que permanecen en la actualidad, como sus palacios en Jericó y Masada, y su fortaleza en Herodión o Herodium.


Herodes el Grande – El Templo Judío en Jerusalén
Bíblicamente hablando, el logro arquitectónico más significativo de Herodes ya no existe en su estado original, aunque su existencia y apariencia están bien documentadas por antiguos historiadores, y restos de su gloria pasada todavía pueden verse. Hablamos, por supuesto, acerca de lo que es llamado el Templo de Herodes, pero de lo que más exactamente fuera un vasto proyecto de construcción que amplió la plataforma del Monte del Templo en Jerusalén, mejoró y sobreedificó el modesto Segundo Templo construido por Zorobabel, agregó una serie asombrosa de edificios y pabellones, y en general hizo del complejo del Monte del Templo en Jerusalén una atracción principal magnífica de la Jerusalén herodiana y de todo Israel.

Al mismo tiempo, se nos recuerda constantemente en la historia bíblica y secular acerca de la paranoia de Herodes, la flagrante inmoralidad que practicaron él y sus familiares, su odio caprichoso hacia los judíos, y sus intentos para asegurar la muerte del infantil Mesías.


Herodes el Grande – Su Verdadera Motivación
Entonces, ¿qué le ocurre a Herodes el Grande? ¿Cómo puede, el mismo hombre que construyó un Templo judío que casi rivalizó con la gloria de la estructura de Salomón, estar lleno de tanta animosidad y sospecha hacia los judíos? ¿Cómo puede, un gobernante que tenía una conexión con los judíos, renegar tan violenta y entusiastamente esa conexión? ¿Y cómo pudo construir, el gran arquitecto de Roma en Judea, estructuras fenomenales que todavía se mantienen en pie, y sembrar al mismo tiempo semillas de fricción y de rebelión judía en contra de Roma que lo llevaron a la ruina?

La única cosa que no podemos hacer es meternos dentro de la cabeza de Herodes y entender la aparente esquizofrenia paranoica que gobernó su vida. Pero podemos echar una mirada al mundo en que nació y vivió, y entender un poco más acerca de la extraña dicotomía del Herodes el Grande que construyó el Templo Judío -- y aún así temía y odiaba al Mesías que podría reinar allí.

Para comprender el entorno familiar de Herodes, realmente podemos ir tan atrás en la historia hasta los gemelos fraternos de Isaac y Rebeca, Jacob y Esaú. Si recuerda la historia bíblica, Esaú salió primero, y luego Jacob, quien tenía trabada su mano en el calcañar de Esaú. Y aunque por derecho de nacimiento Esaú debió haber tenido precedencia, Dios dijo que el mayor, Esaú, serviría al menor, Jacob.

En el libro de Romanos, Pablo ofrece un cuidadoso argumento acerca de que la soberanía de Dios siempre, sin excepción, satisface Su voluntad, ya sea mediante la sumisión voluntaria a Él por parte de una persona, o a pesar de su abierta rebelión contra Él. De cualquier manera, Su propósito siempre es logrado. Cómo es logrado es elección de las personas, y ellas cosechan los beneficios de la obediencia, o sufren las consecuencias de la desobediencia.

En el caso de Esaú y de sus descendientes, la elección fue una perpetua, activa, abierta rebelión y odio hacia el Dios de Jacob -- hasta tal punto que retrospectivamente acerca de la vida de Esaú en contraste con la de Jacob, Dios dijo: "A Jacob amé, pero a Esaú aborrecí -- y convertí sus montes en desolación y abandoné su heredad para los chacales del desierto." No tenía que ser así -- pero fue el sendero que Esaú escogió, y que sus descendientes después de él continuaron escogiendo.


Herodes el Grande – Su Conexión con Edom
Esos "montes" de que habla Dios en el libro de Malaquías se refieren a la región donde Esaú y sus descendientes se asentaron -- un área que le fue dada el nombre de "Edom," que significa "rojo," debido a que Esaú "salió rojo, y todo velludo como una pelliza," según la Biblia. E irónicamente, la región misma era predominantemente roja -- la arenisca roja que rodea hoy las tumbas talladas en la piedra y los monumentos impresionantes pero desolados de Petra en Jordania. Allí construyeron un imperio como guardianes despiadados de las antiguas rutas de comercio que atravesaban esa región.

Situado al sureste del Mar Muerto, Edom era el cruce de los caminos de comercio que salían desde Egipto y el Golfo de Aqaba en el sur, hacia Siria y Mesopotamia al norte. Y así como las rutas comerciales de hoy, eran tanto estratégicas como lucrativas. Así que los edomitas sacaron el mayor provecho, fortificando su control en los rocosos corredores naturales de las colinas edomitas, y ejerciendo control sobre la antigua Carretera del Rey, en el lado este del Jordán.

Debido al antiguo odio hacia Jacob y sus descendientes, Edom -- también llamado Esaú y Monte Seir -- rehusó permitir el paso a los hijos de Israel en su camino a la tierra prometida; y a través de su historia se imaginaron que eran intocables en su rocosa fortaleza natural, y ciertamente no tenían que darle cuentas al Dios de los israelitas.

Aunque algunos arqueólogos le atribuyen los enormes y elaborados tallados del risco en la Ciudad de Petra a un pueblo llamado los nabateos, otros indican que por siglos los nabateos fueron nómadas, y de hecho, simplemente pueden haberse apropiado de las obras que los edomitas dejaron atrás cuando desocuparon el área. Y esa reubicación, junto con la actitud de los edomitas hacia Dios y hacia Su pueblo elegido, determinó mucho el futuro de Israel – y de Herodes el Grande.

Todo el libro de Abdías, el cual consta de un sólo capítulo, en el Antiguo Testamento, es la acusación de Dios contra Edom debido a un pecado particularmente despreciable. Allí leemos la acusación de Dios en su contra: "Por la injuria a tu hermano Jacob te cubrirá vergüenza, y serás cortado para siempre. El día que estando tú delante, llevaban extraños cautivo su ejército, y extraños entraban por sus puertas, y echaban suertes sobre Jerusalén, tú también eras como uno de ellos."

En el año 586 a.C., cuando el reino de Babilonia ejecutó la dura disciplina de Dios contra el reino del sur de Judá, conquistó a Jerusalén, y llevó al exilio a los judíos, el "hermano" de Israel, Esaú, -- la nación de los edomitas -- miró a través del Jordán y vio lo que pasaba. Pero en vez de ver la obligación de defender a los descendientes del hermano de Esaú, en vez de tomar las armas en defensa del pueblo de Dios, vieron una oportunidad para venganza, ventaja política, y especulación. Se aliaron con los babilonios, ayudaron a capturar y matar a los judíos, y luego -- una vez que las terminaciones al sur de Israel fueron limpiadas por el enemigo -- se mudaron atravesando el Jordán, y se asentaron libremente en un terreno que era mucho más atractivo que sus agujeros rocosos de Petra, la Antigua Ciudad.

Abdías revela que Dios algún día responsabilizará a la nación de Esaú por su traición, y que la casa de Jacob, su hermano, será establecida para siempre en el Monte de Sión. Aunque la Palabra de Dios no disminuyó el odio de Edom hacia Israel. Sin embargo, lo que nos preocupa en relación con Herodes el Grande, es el legado de esos edomitas que se mudaron al sur de Israel, después de la conquista babilónica. Varios siglos más tarde, una vez que los romanos estuvieron en control de esa región, llamaron a esa región "Idumea," por los "edomitas" que la repoblaron. ¿Y adivina en donde nació Herodes el Grande? Correcto. En Idumea. En Beth Guvrin, cerca de la Maresa de hoy, para ser preciso. Y Herodes mismo fue un idumeo, un descendiente de Esaú.

Lo interesante -- e irónico -- acerca de esta área, es que había sido el sitio de una aislada anomalía de la historia judía; y que eso también puede haber jugado un gran papel en la vida de Herodes el Grande. ¿Recuerda cómo Judea llegó a ser algo así como un voleibol político después de la muerte de Alejandro el Grande, y cómo Antíoco Epífanes helenizó a la fuerza a los judíos, tomó el Templo, y profanó el lugar Santísimo? Bien, la revuelta de los macabeos que siguió, eventualmente se deshizo del dominio griego y resultó en el período de los "príncipes," o gobernantes asmoneos de Israel.

Ese período tuvo como resultado el último verdadero "príncipe", Hircano, quien -- en un extraño giro que nunca más se ha repetido en la historia -- obligó a los habitantes idumeos de la región de Maresa a convertirse al judaísmo. También reestructuró el sacerdocio de Israel de tal manera que el partido de los Fariseos llegó a ser predominante políticamente; y preparó el terreno para que su hijo, Judas Aristóbulo, llegara a ser Sumo Sacerdote después de la muerte de su padre. Así que, desde ese tiempo hasta el tiempo del Mesías, el sacerdocio en Israel estuvo lleno de intrigas políticas, avaricia, y luchas por el poder -- no la responsabilidad dada por Dios de pastorear al pueblo de Dios, Israel.

Aún más significativo, a través de una serie de cambios de poder típicamente romanos, de asesinatos, y tomas de poder, el hijo de uno de los consejeros más confiables de Hircano terminó siendo el representante de Roma en Judea. Ese fue Herodes el Grande -- un idumeo descendiente de Esaú que fue religiosamente judío sólo de nombre, pero mucho más predispuesto a explotar su posición y poder en la administración romana en Judea. Fue decisivo, brutal, y -- como cualquiera que hace del asesinato un estilo de vida -- cada vez más paranoico a medida que pasaban los años. La paranoia de Herodes contra sus enemigos políticos, de hecho, es lo que lo condujo a muchos de sus mayores logros arquitectónicos, como su palacio y fortaleza en Masada, y la fortaleza de Herodión o Herodium.

Pero quizás el temor más grande de Herodes estaba dirigido hacia sus "amigos" políticos de Roma. Herodes el Grande no tenía un temor mayor que el de perder su lugar en la jerarquía romana. En el año 37 a.C., el senado romano había declarado a Herodes, "Rey de los Judíos," y él no tenía intenciones de ser desplazado. Fue el títere perfecto de Roma en Judea -- un judío nominal, pero no realmente judío, que siempre le sería leal a Roma por encima de cualquier lealtad a los judíos. Pero para gobernar a los judíos, Herodes tenía que aplacar al bien intencionado, común, populacho judío, así como mantener el control sobre el políticamente ingenioso sacerdocio hambriento de poder y bastante peligroso. Pero ¿cómo?


Herodes el Grande – Su Motivación Era el Poder
Herodes el Grande encontró su respuesta en la construcción del gran complejo del Monte del Templo. Era un favor hacia los judíos comunes que nadie podía desacreditar, y era una ventaja estratégica contra cualquiera del seudo-sacerdocio que temiera ser excluido del favor de Herodes. Los judíos podrían decir: "Mira el hermoso Templo que Herodes construyó; él es judío, ¿sabes?," y sentirse seguros. Los sacerdotes podrían decir -- bueno, ellos no podían decir nada, por temor a provocar la ira de Herodes y ser expulsados del club. Pero podían continuar acrecentando su riqueza y poder personal, así como esquilando al rebaño. Y los verdaderos creyentes judíos podían mirar el Templo y tener la esperanza: "Quizás el Mesías vendrá pronto."

Así que, en resumen, esto es lo que fue Herodes el Grande, y la manera en que Dios utilizó a un idumeo designado por los romanos para construir el complejo del Templo judío al que vino ciertamente el Mesías, y el que Roma misma destruyó finalmente.

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Cortesía de Tito y nuestros amigos de Drive Thru History. Derechos de autor 2010 - Todos los derechos reservados en el original.



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